De dónde sacar plata para reactivar el consumo

18:13 | La cuenta regresiva para el 10 de diciembre y los problemas que deberá afrontar Alberto Fernández
A medida que transcurren los días que faltan para el 10 de diciembre, se van afinando algunos de los problemas que deberá afrontar el nuevo presidente Alberto Fernández, y su equipo de gobierno. Y de gestión, tanto política como económica.

Desde la tribuna de los economistas de consulta habitual se citan algunos de ellos. El caso de la deuda es, posiblemente, el más significativo. Con un nivel de “riesgo país” que tiene pisos cada día más altos (o sea, sobretasas que superan los 25 puntos porcentuales) el problema se agudiza y los bonos argentinos ya están con precios que perforaron el nivel de “emergente” para convertirse en papeles de “frontera”.

En diciembre, o sea, en poco más de dos semanas, comienzan a vencer unos US$ 5.000 millones. Y en todo 2020 vencen (en varios casos con posibilidad de roll over) el 14% del PBI; millón más, millón menos. Para agravar un poco el panorama, ya comenzaron a extenderse las demandas internacionales por el “cupón PBI”, un instrumento de la renegociación de la deuda de Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, Guillermo Nielsen y el propio Fernández que es cuestionado por la intervención al INDEC, dispuesta, curiosamente, por el nuevo Presidente. En síntesis: más juicios de un nuevo tipo de holdout en medio de una nueva renegociación.

Y esas gestiones incluyen al Fondo Monetario Internacional, una de las “bestias negras” de la Argentina y un acreedor al que no se puede mandar simplemente a los tribunales.

Para trabajar de manera más consistente, ya está en funciones un equipo liderado por Nielsen que tiene como coequiper a Leonardo Madcur, otro de los negociadores del canje de 2005.

Con todo, Fernández tiene algunas ventajas, pequeñas en verdad. La salida de depósitos en dólares se mantiene, pero cayó a un 25% de los que fue el momento más álgido de los días postPASO. El súper cepo viene mostrando eficiencia para controlar la salida de dólares de las reservas, y el temor por un aumento en las retenciones provocó una tímida, pero consistente, liquidación de divisas por parte de los exportadores que genera el milagro de ver al Banco Central comprando dólares. Y aumentando en el margen, como pide Fernández, las reservas de libre disponibilidad de la entidad monetaria. Con un milagrito adicional: la baja en la tasa de interés desde la estratósfera a la atmósfera. Es algo.

Más aún, los observadores más optimistas comienzan a pensar en un escenario más tranquilo desde lo financiero con un dólar más estable.

Para ir pensando.

Sin embargo, hay otros problemas no tan graves ni estructurales, pero mucho más efectistas en el imaginario (y la realidad) de los votantes del próximo gobierno.

El más importante es responder de dónde saldrá el dinero para “poner en el bolsillo de la gente”, como sugirió el presidente electo. Fuera de las posibilidades el endeudamiento externo, hay que mirar otras variantes.

Podría descartarse algún tipo de aumento de impuestos, incluso de emergencia. El principio porque la situación actual del sistema productivo argentino está más cerca de la terapia intensiva que del fitness. Seis años, o más según como se mire, de caída en el nivel de actividad con altos niveles de inflación generaron empresas más necesitadas de fondos que con excedentes o ganancias. Excepto para los bancos, que sufren el karma de la nominalidad que funciona como un anabólico no querido para sus balances.

Un aumento de las retenciones podría generar fondos, pero luego de cierto período de tiempo. Se puede reducir el plazo para que los exportadores liquiden sus ventas, pero, nuevamente, siempre habría un gap temporal que conspiraría contra el impacto de un shock redistributivo simultáneo con la asunción del binomio Fernández.

Sin contar, además, que para convertir esos potenciales dólares en moneda nacional habría que emitir pesos. Y muchos. Con la demanda de dinero por el piso, serían briquetas para la inflación.

Sin embargo, habría que confiar en la inventiva del nuevo oficialismo para lograr fondos. Ya lo hicieron con la estatización de las AFJP y el engrosamiento de los fondos de la ANSeS y luego al utilizar las reservas del Banco Central.

No hay que olvidar que la economía es la disciplina social más política que existe. Y asumirá un equipo marcado por una fuerte vocación de poder.

Adicionalmente, aunque más no sea para la tribuna, Fernández ya apostó a la reactivación vía impulso al consumo en el mercado interno y que eso sólo será posible con un incremento de los salarios. Un anticipo lo señaló el trabajo del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), un organismo que depende de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) que señaló que la inflación de octubre fue del 4,1% (aunque para el INDEC sumó 3,3%) y que desde noviembre de 2015, el salario real se contrajo 18,5%. ¿Por qué son datos para tener en cuenta? Porque la UMET está financiada por el SUTERH, el sindicato que maneja Víctor Santa María, el jefe del PJ porteño y, además, debido a que el rector de la UMET es Nicolás Trotta, miembro destacado del equipo de "transición" de Fernández.
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